[Siempre quise tener el pelo largo]

Toda mi vida he pensado que lo mejor de ser latino es la mezcla de todos los continentes que llevamos dentro y -en mi caso- "África mía" se quedó en mi pelo. Es colocho y así morocho, de hebra gruesa. Por lo tanto crece para arriba. 

Sí, es de esas cabelleras que cuando se meten al agua no se mojan y cuando uno sale queda en medio y como a las horas empieza a salir.

El primer intento de pelo largo fue allá por principios de los 2000, tercer año de la universidad. Era un "afro" sorprendente, creció así "wild" que parecía uno de los Jackson 5, setentero total. Uno de mis deseos más grandes era que el viento me despeinara, pero nunca pasaba, por el "tupidito". En esa prueba, iba caminando hacia la universidad por estas fechas de octubre con viento, cuando de pronto ¡zaz! una corriente hizo que se moviera un mechón. Paré inmediatamente y pensé "¡Dios existe!, me despeiné", así tipo epifanía. 

Dos meses más y adiós pelo. Misión abortada.

Para agosto 2014, estaba pasando por una racha un poco loca y peligrosa. Me vi al espejo y pensé: "tengo que cambiar ciertos hábitos y cuidarme mejor. Cada mañana lo primero que uno hace es verse la cara y luego el pelo. Entonces voy a cuidármelo, lo vamos a dejar crecer".  Y así fue cómo empezó esta gran aventura. 

Lo primero era buscar al indicado para que arreglara los colochos, Moi (súper mega recomendadísimo). En agosto 2013 me lo había rapado y desde entonces solo había hecho ciertos cortes, pero como comentaba antes, el pelo no caí, entonces en septiembre 2014, alisado.




Bajó, oh sí que bajó, oh sí que estaba feliz. Pero faltaba. Operación "melena" se completó en julio 2015, siguiente alisado y ya cayó. 

Nunca había tenido el pelo largo y me encantó. Fue muy divertido.





Y sí, me comí varias veces el pelo, de lo largo que estaba. Sí, también me pinché el ojo. Después de pasar 10 minutos -como mucho- para bañarme, pasaba más de 20, desenredándome el pelo y el tenedor con el que lo hacía ya no era suficiente. Me regalaron un peine genial de The Biochar Factory (mega recomendado también). Y claro toda la rutina para rizos obedientes o perfectos. "Al salir de la ducha, hay que doblar el cuerpo hacia abajo, de manera que la cabeza quede a la altura de las rodillas o más arriba. Se aplica el 'producto' desde la raíz a las puntas. Hay que regarlo por todo el cabello. Luego empezar a apretar los colochos hacia arriba. Se levanta, se mueve un poco la cabeza para que suelte el rizo, se acomoda y ya está. No se vuelve a tocar hasta el día siguiente".




Era divertido buscar colas -reventé como 20 y justo sucede en el momento menos inesperado y no hay otra cerca-. Aprendí a hacerme trenzas, bueno una. Quería jugar más con ellas, pero eso de andar el pelo amarrado y mojado, me tapaba la nariz. Más de alguna vez solo me hice una cola, la gorra -siempre ayuda- y salía a la calle sin bañarme, porque no tenía tiempo. Llegó a medir 52 cm medio estirado

Para despedir el largo -ya tenía una campaña de "cuándo te vas a cortare el pelo"- pensé en Halloween, como la última frontera y en efecto, funcionó, fue una buena manera de decirle adiós. Me disfracé de Harley Quinn, terminé con el pelo decolorado hasta más no poder y pues quedó blanco. 




Hoy a empezar de nuevo. 

Siempre quise tener el pelo largo, que me despeinara el viento, hacerme una cola y una trenza. Lo hice. Me gustó, aún no sé si lo repita, pero de que se puede hacer lo que uno se propone, sí, sí se puede. Solo hay que encontrar el camino.

Comentarios

  1. Sos tu porque si! A mi con colochos me gustas mas! si votamos todos, apuntame con Colochos! Un beso!

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