[los días y sus colores]

A los colores también se les asocia con los estados de ánimo y de ahí que los días se pintan.

Por ejemplo, los días azules pueden tener dos connotaciones. La primera tiene que ver con el verano, con esos cielos magníficos de alegría. La segunda es totalmente lo opuesto, son esos días en los que uno se pone triste de repente, o que tiene una tristeza aguda y todo lo ve como en cámara lenta.

Esos días, todo pasa a través de un lente, como estar sumergido en el agua, y ver, escuchar y sentir con ese filtro lento y taciturno.

Los rojos, por su parte, Truman Capote en Breakfast at Tiffany's los define como esos días en los que de la nada, de pronto, uno tiene miedo de que algo que va a pasar, pero no se sabe por qué se tiene miedo. El sentimiento nace de lo desconocido, un presentimiento angustioso y ansioso.

Están también los días grises. Esos son particularmente productivos, porque toda la creatividad nace de la ausencia, de la melancolía. Sí, nos deprimimos, pero es un estado de catarsis, donde explotamos la expresión a su máximo nivel. Tenemos un dolor tan grave que nos hace gritar, pero un grito transformado en canciones - artistas como Adele y Alanis Morissette han llegado a la cúspide gracias a este sufrimiento -, en bailes, en libros, en pinturas, en esculturas, y todo tipo de arte que nos permita sacar el sufrimiento.

Pero los peores son los días sin color, esos que ni siquiera llegan a ser blanco y negro. Son días en los que nos sentimos muertos, nada duele, tampoco nada emociona. Somos zombies, viviendo en automático.

La vida nos ha dado un golpe de muerte y nos ha dejado fuera de base, tirados en el suelo como en el video de Radiohead, y no sabemos cómo levantarnos, lo peor... tampoco queremos hacerlo. La fe y la espera, hasta la soledad, se han marchado. No tenemos fuerzas para seguir caminando y solo queremos pasar acostados, metidos en un claustro, sin ver a nadie.

La tristeza nos ha cubierto por completo cual hiedra y nos ha comprimido el corazón, las ilusiones, los sueños, el sol, la luna... estamos sepultados bajo miles de capas y ya ahí nos acomodamos para dejarnos morir.

Esos días sin color son los peores.



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