[Recuerdos borrosos de lo nuestro]

Después de la tormenta siempre llega la calma...

Sabés, de pronto solo tengo pequeños lapsos de memoria de tu llegada. No sé si fue por la mañana o por la noche cuando apareciste de la nada, te cruzaste en mi camino y te quedaste sin invitación, simplemente te quedaste como conquistador reclamando un territorio, reclamándome a mí como tu territorio.

Fue entonces que se oscureció todo. Fue entonces que intenté escapar.

Recuerdo mis pies descalzos sobre la arena, el viento sobre mi rostro. Recuerdo mi desesperación por escapar, mis gritos pidiendo ayuda, mis lágrimas quemando mi piel... 

Recuerdo perfectamente ese traspié, esa caída  desesperante e interminable y finalmente ese golpe contra el piso y de repente no recuerdo nada más, todo está en blanco. No sé qué pasó, no sé qué te hiciste, no sé qué me hiciste, simplemente no hay registro y por más que he intentado mi memoria no logra rescatar nada. Quizá sea lo mejor, me digo para tranquilizarme.

Abrí los ojos y ya no estabas. Pero la desolación que dejaste era igual o peor. Y ahí en medio de la nada, sin rumbo, sin bases, sin dirección no podía hacer nada más que seguir llorando, tirado en la arena, esperando... 

Es cierto, después de la tormenta siempre llega la calma, pero siempre hay un costo que pagar.

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