[experiencias]

eran las 9 de la noche, el cielo nublado dejaba caer tímidamente unas gotas de lluvia para aumentar el sopor de mayo. 

el edificio estaba a media luz, él se bajó del carro y se dirigió a la puerta principal. nunca hay nadie a esa hora caminando sin sentido, ni siquiera con sentido, porque uno se estaciona y se va directamente al hogar. pero esa noche nublada ahí estaba ella, a la par de la entrada, en su terraza, bajo la protección de la del piso superior.

- buenas noches joven, - interrumpió ella - ¿del trabajo?
- buenas noches, - contestó él-. sí, del trabajo. ¿y usted, salió a refrescarse un rato?
- no, estaba pensando, bueno, recordando a mi esposo. lo enterré el domingo.

el tiempo se detuvo. las luces se apagaron. el calor fue remplazado por un frío insoportable  y se escuchó el pin de un corazón rajándose de a poquito, justo después de un mareo. qué se puede decir ante una frase así cuando no la veías venir más que un "lo siento" y seguir preguntando.

- ¿y de qué murió?
- de viejito, tenía 99 años. era mi segundo matrimonio. ambos quedamos viudos. él sabía que ya su tiempo estaba terminando porque me decía: vieja, no te dejo porque vos te vas a volver a casar. fueron 25 años de amor. vivimos felices.
- no sé qué decirle. nunca me he casado, ni una vez tan siquiera. le puedo hablar de mi experiencia: de corazones rotos y de soledades profundas y le puedo asegurar que se sobrevive.
- gracias. ya me las arreglaré. mi experiencia han sido 40 años de amor con dos hombres diferentes. quizá es tiempo de estar sola. a ver cuándo pasa y hablamos de experiencias.
- con mucho gusto. vivo en el 24. pasaré un día de estos. feliz noche y un abrazo.
- buenas noches, joven.

él siguió su camino con su experiencia en la mochila, mientras ella se quedó rumiando los recuerdos de las suyas.

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