[29 historias de amor: el primero]


la primera vez que lo hizo no fue por amor, sino más bien por curiosidad. la sangre le hervía y las hormonas trabajaban a todo vapor, así que a los 16 años experimentó con el vecino de su misma edad y como los dos eran primerizos, no hicieron falta los condones.


la primera vez, también a los 16, fue sin querer, como suelen pasar estas cosas. 


caminaba tranquilamente cuando su mirada se fijó en un ente que pupulaba cerca y la tripa se le retorció a un costado y hacia el otro. pensó que era hambre y lo dejó pasar. pero cada vez que se veían le sucedía lo mismo. y los encuentros se iban haciendo menos casuales y más causales.


entonces entendió que se había enamorado y sintió una extraña alegría.


pero su amor quedó en gestación, nunca pronunció un te amo, ni siquiera un me gustas. nunca. así que se masturba la mente y el corazón con historias románticas victorianas. escenas para toda la familia, con agarradas de manos a escondidas, con miradas cómplices, con besos de piquito y abrazos asuspirados.


y mientras parte de su imaginación se hundía en un amor puro, el resto le servía al cuerpo que pedía atención a gritos. entonces inventaba orgía y largas sesiones de sexo imaginario con profesores, compañeros y desconocidos que cruzaba y despertaban su morbo.


el amor como nunca nació, murió, se pudrió y lo marcó para las relaciones venideras. aprendió a hacer esa división entre amor y sexo, aunque pocas veces logró unirlas.


dicen que la primera vez siempre duele, pero el cuerpo siempre fue má fuerte que su corazón.

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