[un mes]

era uno de esos días indecisos, en los que cada 4 pasos nos encontramos con un sol insoportablemente caliente y los siguientes 4, nubes cargadas de lluvia. uno de esos días en los que el aire sopla por pausas como si estuviera cansado y respirara con problemas. era uno de esos días de finales de junio.

ella pasaba bajo los tres únicos árboles de la acera del frente del casino colonial, ahí por la uca.

llevaba la cara desencajada por la tristeza y la rabia y aunque apretaba su alma con todas las fuerzas posibles, las lágrimas brotaban sin cesar, así como uno que otro sollozos lastimero se escapa de su garganta.

la pena del rompimiento podía más que la vergüenza de ir haciendo aquel deprimente espectáculo por la calle, es que aún estaba fresca aquella discusión de hace dos meses para poner las cartas sobre la mesa y comparar los proyectos para darse cuenta de que no habían planes en común y que lo mejor, entonces, era no seguir tocando ni construyendo planificaciones conjuntas en el futuro. cada uno agarró su camino.

aquella mañana había transcurrido con normalidad hasta que se dio cuenta de la fecha. entonces una oleada de sensaciones se acumularon y estallaron haciendo añicos la muralla de papel que había logrado poner en pie desde la negociación.

lloraba y pensaba: ¿cómo te voy a olvidar, al menos no podré en los próximo 31 días? ¿por qué putas te tenías que llamar julio?

Comentarios

Entradas populares