[dos meses]

abril y toda su alegría primaveral estaban a punto de terminar y mayo se abría paso con fuerza, con nubes negras y tormentas eléctricas. y a él, le aterraba la idea de esos 31 días, cualquier cosa podría pasar para romperle el corazón.

y es que como él sufre de reacción retardada febrero lo pasaba por alto, marzo lo ignoraba, abril lo ponía feliz, pero mayo se ensañaba con él.

por más que se escondiera o arrancara la página del mes, siempre lo encontraba. año con año mayo se disfrazaba de cupido, lo acechaba, lo estudiaba y en el momento menos pensado tiraba su flecha envenenada. no pasaba ni cinco minutos cuando él ya estaba enamorado de una perfecta idea que salía de la nada, mandada del cielo o del mismísimo infiero, porque más tardaba en aparecer que en marcharse y dejarle el corazón roto; mientras mayo se carcajeaba en un rincón del calendario.

el resto de días se escribían con sangre y lágrimas, con ungüentos y curitas para el alma, con limpieza de esperanzas rotas e ilusiones manchadas por la indiferencia.

entonces, después de hacer el mal o su misión -era una pregunta que le rondaba por la cabeza- mayo se escurría entre la lluvia y los zompopos, llegaba junio de puntillas, lo agarraba entre sus brazos y lo consolaba, le daba ánimos, lo levantaba y lo ponía a caminar de nuevo con la bandera de haber sobrevivido una batalla más.

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