el corazón del medio-evo!!!!

había una vez un corazón que había salido a ver el mundo,
se enamoró y regresó lastimado de muerte,
sangrando de melancolía y con paro de amor.

era la primera vez que se arriesgaba
y ¡zaz! el resultado fue casi mortal.

por seguridad y salud, se escondió en un cofre,
le pusieron llave y se quedó quieto.

“el tiempo cura las heridas”, dicen,
entonces cuando se sintió un poco mejor
salió de nuevo.

segunda herida mortal, segundo llanto,
se escondió en el cofre, le puso llave
y mandó a construir una recámara secreta,
con una enorme puerta que podría ser abierta
únicamente deshaciendo un hechizo.

se dio una tercera oportunidad de caminar
en el exterior, pero al final regresó como
las veces anteriores…
se escondió en el cofre, le puso llave,
cerró la recámara con el hechizo y
puso a un dragón para custodiar la entrada.

la cuarta y la quinta vez pasó lo de costumbre.
cofre, recámara con hechizo, dragón,
con la novedad de un cuarto sin puertas ni ventanas
y cuatro esfinges en las esquinas con un
acertijo cada una para cuidar la construcción.

el corazón, como todo buen corazón, era travieso,
soñador, crédulo e inocente…

seis, siete, ocho, nueve y contando…
pero nunca cambiaba el resultado:
cofre, recámara con hechizo, dragón,
bóveda sin puertas, esfinges con acertijos y
un castillo sin puente levadizo,
con un pozo lleno de pirañas,
una quebrada repleta de trampas, precipicios mortales, lava,
flechas, lanzas, bolas de fuego, encantamientos…
un bosque encantando con seres malvados,
espinas mortales, plantas carnívoras, arañas gigantes
y para coronar la protección
un desierto inhóspito congelado, impenetrable…

y a veces el corazón tienes ganas de salir,
pero tiene miedo de volver a ser lastimado
y seguir construyendo murallas de protección…

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