autosabotaje!!!!
Estamos en la mejor etapa de la relación: nos estamos conociendo, nos estamos conquistando, nos estamos acercando…
Todo marcha bien hasta que nuestra mente comienza a jugarnos ciertas trampas para autosabotear esta nueva ilusión, ¿falta de seguridad, no saber qué querer, tal vez? La ansiedad nos consume y empezamos a desarrollar un mapa ilimitado de escenarios posibles donde justificamos o creamos mecanismos para que la otra persona nos bote.
Trampa n.º 1: Lo que está a la vista no necesita explicación
Nuestro cuerpo es el estuche que nos han regalado para que nos movamos por este mundo, cada uno es dueño de su cuerpo y puede moldearlo según sus estándares. Tener las medidas perfectas no siempre suele ser atractivo, a lo mejor capté más nuestras mirada en un primer momento, pero después pasa y buscamos lo que realmente nos gusta.
No tenemos que hacernos preguntas de si realmente le gustamos, que si hay más curvas o más planicies, que si hay arrugas o espinillas… No importa, estamos saliendo y creo que cuando salimos con alguien es porque le gustamos, resultamos atractivos o atractivas, algo nos ha visto, ¿entonces?… Así como estamos, estamos bien. Claro que siempre hay que tratar de vernos bien, incluso por las mañanas cuando despertamos juntos. Incluso si no nos hemos besado, por algo será, esperemos.
Trampa n.º 2: No guardemos esqueletos en el clóset
Si nos sentimos bien con nuestro cuerpo viene el ataque de nuestro carácter, personalidad e incluso maneras de pensar.
A veces nos quedamos callados frente a algunas acciones que no nos gustan, o sonreímos, o bien fingimos estar de acuerdo con algo que a nuestro criterio podría poner en peligro la relación. Escondemos ciertos aspecto de nuestra personalidad, lucimos suaves, agradables como que nada malo pasara por nuestras mentes. Nos reprimimos, nos escondemos, nos mordemos la lengua.
En realidad es el peor sabotaje que nos podemos hacer, porque estamos minando la relación a largo plazo, en quién nos convertimos cuando la relación ha avanzado, surge nuestro verdadero yo. ¿Por qué no ser franco desde el inicio, por qué no perderle el miedo a decir lo que pensamos, lo que queremos? Al fin y al cabo somos nosotros.
Tratemos de ser auténticos, si la otra persona se asusta o no concuerda, vamos marcando límites desde ya, en el peor de los casos, se puede ir ¿y?, mejor darnos cuenta ahora que no duele mucho, que más adelante que estemos avanzados en la relación.
Trampa n.º 3: Temores [comparaciones y pasado]
El subconsciente es un gran jugador y saca, en estos momento delicados, nuestros peores temores para eliminar el poco equilibrio que tenemos. Si hemos conocido al o a la ex de nuestro “date”, empezamos nosotros mismos a compararnos, a veces salimos ganando, otras –la mayoría de veces- perdemos y nuestros temores se hacen mayores, nos sentimos derrotados, la autoestima baja de picada, nos pensamos chiquititos, sin fuerza para ser alguien importante en la vida de esa persona.
Otras, las comparaciones vienen con nuestras relaciones pasadas y esta nueva persona que estamos reconociendo y conociendo tiende a quedar pequeña en el examen. Recordemos que es alguien nuevo, con otras ideas, no podemos comparar.
El pasado también es algo que se nos devuelve en los pensamientos, nos acordamos de tooodo lo malo o no tan correcto o que puede tener mala interpretación, entonces pensamos que no queremos dar una mala imagen tan rápido o que tal vez tenga la suficiente madurez para no hacer casos a comentarios mal intencionados o que te pregunte para saber tu versión, no estamos en momentos para pedir ni dar explicaciones.
Trampa n.º 4: El amor es ciego
La más común es revisar nuestro check list y solo anotar las virtudes que tiene, borramos entonces las preguntas en las que no está bien calificado, así nuestro cuestionario de 100 ítems, se nos reduce hasta –incluso- la mitad.
No hay que cegarnos, hay que estar concientes de las limitantes de ambos y si se quiere, se puede y se desea, las cosas van a funcionar.
Confiemos más en nosotros, identifiquemos las señales de autosabotaje, tratemos de meter corazón y cabeza. Y si no funciona, pues no era para nosotros.
Todo marcha bien hasta que nuestra mente comienza a jugarnos ciertas trampas para autosabotear esta nueva ilusión, ¿falta de seguridad, no saber qué querer, tal vez? La ansiedad nos consume y empezamos a desarrollar un mapa ilimitado de escenarios posibles donde justificamos o creamos mecanismos para que la otra persona nos bote.
Trampa n.º 1: Lo que está a la vista no necesita explicación
Nuestro cuerpo es el estuche que nos han regalado para que nos movamos por este mundo, cada uno es dueño de su cuerpo y puede moldearlo según sus estándares. Tener las medidas perfectas no siempre suele ser atractivo, a lo mejor capté más nuestras mirada en un primer momento, pero después pasa y buscamos lo que realmente nos gusta.
No tenemos que hacernos preguntas de si realmente le gustamos, que si hay más curvas o más planicies, que si hay arrugas o espinillas… No importa, estamos saliendo y creo que cuando salimos con alguien es porque le gustamos, resultamos atractivos o atractivas, algo nos ha visto, ¿entonces?… Así como estamos, estamos bien. Claro que siempre hay que tratar de vernos bien, incluso por las mañanas cuando despertamos juntos. Incluso si no nos hemos besado, por algo será, esperemos.
Trampa n.º 2: No guardemos esqueletos en el clóset
Si nos sentimos bien con nuestro cuerpo viene el ataque de nuestro carácter, personalidad e incluso maneras de pensar.
A veces nos quedamos callados frente a algunas acciones que no nos gustan, o sonreímos, o bien fingimos estar de acuerdo con algo que a nuestro criterio podría poner en peligro la relación. Escondemos ciertos aspecto de nuestra personalidad, lucimos suaves, agradables como que nada malo pasara por nuestras mentes. Nos reprimimos, nos escondemos, nos mordemos la lengua.
En realidad es el peor sabotaje que nos podemos hacer, porque estamos minando la relación a largo plazo, en quién nos convertimos cuando la relación ha avanzado, surge nuestro verdadero yo. ¿Por qué no ser franco desde el inicio, por qué no perderle el miedo a decir lo que pensamos, lo que queremos? Al fin y al cabo somos nosotros.
Tratemos de ser auténticos, si la otra persona se asusta o no concuerda, vamos marcando límites desde ya, en el peor de los casos, se puede ir ¿y?, mejor darnos cuenta ahora que no duele mucho, que más adelante que estemos avanzados en la relación.
Trampa n.º 3: Temores [comparaciones y pasado]
El subconsciente es un gran jugador y saca, en estos momento delicados, nuestros peores temores para eliminar el poco equilibrio que tenemos. Si hemos conocido al o a la ex de nuestro “date”, empezamos nosotros mismos a compararnos, a veces salimos ganando, otras –la mayoría de veces- perdemos y nuestros temores se hacen mayores, nos sentimos derrotados, la autoestima baja de picada, nos pensamos chiquititos, sin fuerza para ser alguien importante en la vida de esa persona.
Otras, las comparaciones vienen con nuestras relaciones pasadas y esta nueva persona que estamos reconociendo y conociendo tiende a quedar pequeña en el examen. Recordemos que es alguien nuevo, con otras ideas, no podemos comparar.
El pasado también es algo que se nos devuelve en los pensamientos, nos acordamos de tooodo lo malo o no tan correcto o que puede tener mala interpretación, entonces pensamos que no queremos dar una mala imagen tan rápido o que tal vez tenga la suficiente madurez para no hacer casos a comentarios mal intencionados o que te pregunte para saber tu versión, no estamos en momentos para pedir ni dar explicaciones.
Trampa n.º 4: El amor es ciego
La más común es revisar nuestro check list y solo anotar las virtudes que tiene, borramos entonces las preguntas en las que no está bien calificado, así nuestro cuestionario de 100 ítems, se nos reduce hasta –incluso- la mitad.
No hay que cegarnos, hay que estar concientes de las limitantes de ambos y si se quiere, se puede y se desea, las cosas van a funcionar.
Confiemos más en nosotros, identifiquemos las señales de autosabotaje, tratemos de meter corazón y cabeza. Y si no funciona, pues no era para nosotros.
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