Una historia aún no concluida...
Su última relación terminaba y ella sentía un vació consigo misma, algo que se había llevado él. Pero esa ausencia no era él, ni su corazón. En las pocas semanas antes del fin, se había propuesto recuperar su corazón, sus sentimientos, la sonrisa y la nostalgia, guardarlos en una cajita y congelarlos para que al decir adiós no doliese tanto.
Había calculado fríamente -gracias al teorema de Pitágoras con sus cuadrados perfectos y la hipotenusa- las jugadas para ganarle terreno a la nostalgia. Había ensayado magistralmente durante dos semanas el dolor de la ausencia, lloraba por las noches abrazando la almohada, imaginándose completamente sola. Caminaba por la calle con mirada de envidia a las parejas tomadas de la mano, a esas sonrisas bobas que se comparten y a ese brillo en los ojos cuando se encuentran o simplemente les asalta un pensamiento de amor. Los veía con desprecio y se veía a sí misma sola y desamparada. Entonces en medio del calor tropical, una brisa helada le encrespaba los huesos y automáticamente se trataba de envolver en un autoabrazo.
Se miraba al espejo cada mañana y su reflejo le parecía una extraña, alguien más, de un pretérito pluscuamperfecto o un condicional imperfectamente subjuntivo. No se reconocía, se sentía mal, sucia, mala, “bitch”, estúpida y tonta, miserable… por qué tiene que dejar a este hombre que tanto la ama, el único que la ha llegado a rescatar cuando el carro se le quedó, el único que le ha dado un papel protagónico en una historia de amor, el único que realmente se ha preocupado por ella que la alejó de las “malas compañías”, el único que la había ayudado a quitarse “aquellas costumbres” un poco molestas, el único que estuvo ahí cuando se cayó y el único que estaba ahí cuando accidentalmente se resbaló. ¿Por qué dejar a un hombre como ese? Jamás lo volvería a encontrar.
El día de la despedida estaba anunciado: martes. Odiaba pronunciar o escuchar: "Tenemos que hablar o Necesitamos hablar", cada vez que las decía o se las decían el estómago se le revolvía, no es buen augurio es como cuando las señoras ven un halo de luz alrededor de la luna llena, nunca puede ser buena señal.
La despedida fue rápida, directa y fina; como un perfecto crimen donde la víctima ni siquiera tiene tiempo a darse cuenta de que ha muerto. Era la tercera vez que construían puentes y la primera ruptura fue un crimen tortuoso, fue lento, gota a gota hasta que los dos corazones quedaron sin sangre y cortados en pedazos irregulares.
La noche era cálida, pero ella estaba sentada en su sillón con un suéter, se sentía invadida por la fría soledad. Él llegó con su habitual short y su camiseta negra. Encendieron un cigarro y él empezó con las preguntas de rutina como buen abogado.
No hubo lágrimas, ni golpes de pecho, no gritos, ni miradas. Cada uno tomo sus maletas, él se marchó y ella se quedó sentada esperando que el sonido del carro indicase una partida real, una partida definitiva...
Terminada: 8. V .2009
s.9. ch2.6. bad news m! spotted: he's washing-to-N!
Para E... donde quiera que estés
Había calculado fríamente -gracias al teorema de Pitágoras con sus cuadrados perfectos y la hipotenusa- las jugadas para ganarle terreno a la nostalgia. Había ensayado magistralmente durante dos semanas el dolor de la ausencia, lloraba por las noches abrazando la almohada, imaginándose completamente sola. Caminaba por la calle con mirada de envidia a las parejas tomadas de la mano, a esas sonrisas bobas que se comparten y a ese brillo en los ojos cuando se encuentran o simplemente les asalta un pensamiento de amor. Los veía con desprecio y se veía a sí misma sola y desamparada. Entonces en medio del calor tropical, una brisa helada le encrespaba los huesos y automáticamente se trataba de envolver en un autoabrazo.
Se miraba al espejo cada mañana y su reflejo le parecía una extraña, alguien más, de un pretérito pluscuamperfecto o un condicional imperfectamente subjuntivo. No se reconocía, se sentía mal, sucia, mala, “bitch”, estúpida y tonta, miserable… por qué tiene que dejar a este hombre que tanto la ama, el único que la ha llegado a rescatar cuando el carro se le quedó, el único que le ha dado un papel protagónico en una historia de amor, el único que realmente se ha preocupado por ella que la alejó de las “malas compañías”, el único que la había ayudado a quitarse “aquellas costumbres” un poco molestas, el único que estuvo ahí cuando se cayó y el único que estaba ahí cuando accidentalmente se resbaló. ¿Por qué dejar a un hombre como ese? Jamás lo volvería a encontrar.
El día de la despedida estaba anunciado: martes. Odiaba pronunciar o escuchar: "Tenemos que hablar o Necesitamos hablar", cada vez que las decía o se las decían el estómago se le revolvía, no es buen augurio es como cuando las señoras ven un halo de luz alrededor de la luna llena, nunca puede ser buena señal.
La despedida fue rápida, directa y fina; como un perfecto crimen donde la víctima ni siquiera tiene tiempo a darse cuenta de que ha muerto. Era la tercera vez que construían puentes y la primera ruptura fue un crimen tortuoso, fue lento, gota a gota hasta que los dos corazones quedaron sin sangre y cortados en pedazos irregulares.
La noche era cálida, pero ella estaba sentada en su sillón con un suéter, se sentía invadida por la fría soledad. Él llegó con su habitual short y su camiseta negra. Encendieron un cigarro y él empezó con las preguntas de rutina como buen abogado.
No hubo lágrimas, ni golpes de pecho, no gritos, ni miradas. Cada uno tomo sus maletas, él se marchó y ella se quedó sentada esperando que el sonido del carro indicase una partida real, una partida definitiva...
Terminada: 8. V .2009
s.9. ch2.6. bad news m! spotted: he's washing-to-N!
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