Realmente, ¿los opuestos se atraen?

Si la física nos dice que los opuestos se atraen y los similares se repelan, ¿qué tan opuestos tenemos que ser para no quedar desvastados como Hiroshima?

Casi siempre estamos buscando el amor y aparece cuando menos lo esperamos, se toma su tiempo, no es nada puntual y nunca está cuando lo necesitas. Cuando llega, nos sentimos dichosos, felices, amados y amantes, estamos descubriendo a nuestra pareja, sus vidas, sus manías, sus miedos, sus risas, sus caricias, sus besos... Obviamente coincidiremos en algunos aspectos y chocaremos en otros.

Cuando la balanza se inclina más por uno o por otro lado, afirmamos que somos parecidos u opuestos. Para que la relación funcione debe haber un equilibrio, ni todo de acuerdo, ni todo discusión.

¿Qué tan opuestos debemos ser para atraernos y no terminar quebrando los platos?

Si somos extremadamente opuestos, a tal punto de decir negro y blanco, sin grises, nos haremos daño. Uno tiene que ir cediendo y aceptar el negro del otro, pero eso desgastará la relación. Al final, este se cansará de ceder tanto y comenzará a exigir que su punto de vista sea también aceptado y el otro se resentirá argumentando que antes no era así, que se había acostumbrado a ese estilo de vida y empieza el primer round.

Esto empeora cuando uno de ellos es más fuerte de carácter y se impone sobre el otro. La relación se va gastando poco a poco, ambos se cansan y sus defensas están siempre arriba, como aguardando el momento de defenderse de los supuestos ataque del otro.

¿Y cuándo tu percepción de mundo y vida choca exactamente con la percepción del otro? ¿Qué pasa si tus grises activan los puntos rojos de alerta? ¿Qué pasa si tus comentarios o sueños encajan perfectamente en su zona roja de lo no aceptable?

Creo que en este caso ni siquiera el amor puede salvarnos, y eso que el amor lo puede todo. Pero es estar llevando una bomba de tiempo interna que en cualquier momento puede estallar y destruir en un segundo la relación.

Nunca estamos preparados para las consecuencias de pisotear las minas, para los monstruos que despertamos, para las heridas, amputaciones y muertes en el amor. ¿Qué hacemos, seguir o dar media vuelta antes de que nos masacremos?

Para sobrellevar una relación o cualquier aspecto en la vida, los dichos y refranes son sabios: Ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre; o como dice la publicidad para las bebidas embriagantes: Con moderación.

No tenemos que ser exactamente iguales en la relación, porque tampoco creo que alguien quisiera andar con su clon. Tampoco tan diferentes para acuchillarnos y buscar venganza cada vez que se pueda. Un equilibrio donde ambas partes establezcan vínculos de comunicación que permitan ceder y tolerar al otro sin tener que iniciar una guerra. Como dice una película: “Lo único por lo que discutiríamos sería por ver qué película alquilamos el sábado por la noche”… y él mismo corrige: “No, nosotros no discutiríamos ni siquiera por eso”.

Terminado el 1 de noviembre de 2007.

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