La soledad

¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por evitar la soledad? ¿Cuánto cuesta la compañía?

Más de alguna vez nos hemos sentido solos o solas a pesar de que nuestros amigas, amigos y familias estén con nosotros. La soledad es una aliada y una enemiga mortífera... casi siempre nos muestra sus dos caras.

Sí nos ayuda en esos momentos en que necesitamos aislarnos del mundo, pensar, meditar, tomar decisiones o un respiro. Es ahí donde se muestra amiga, compañera y comprensible. Nos da la mano, nos arrulla, nos permite conversar con nosotros mismos o con Dios, hacer esas reflexiones introspectivas.

Debemos aprovechar esos momentos de libertada, de sano juicio que nos proporcionan crecimiento y madurez.

No obstante como buena gata que es, a veces saca las uñas y nos hiere, actuamos como verdaderas bestias heridas, esperanto atacar en todo momento o con una sensibilidad inesperada.

Muchas personas reaccionan de mala manera, mal humor y en la primera oportunidad desquitan el golpe con el primero que se les ponga. A veces la herida es tan grande que se hace una costra que nos amarga, nos vuelve insoportables y ni nosotros mismo nos aguantamos, somos hiel y lo hacemos notar.

Por el contrario, otros somos sensibles: lloramos, escribimos, cantamos, cocinamos, caminamos, aullamos y nos escondemos para lamernos las heridas. Aunque todo se vea mal, el optimismo nos invade y no odiamos a la soledad, por el contrario la “disfrutamos”, aprendemos a vivir con ella. Pero hay un momento que nos cansamos de nuestra amarga existencia o nuestra gris y sonriente vida, entonces buscamos por todos los medios escapar de ella, de la soledad. ¿Hasta qué punto llegamos para salir de ella aunque sea unos minutos?

Las nuevas tecnologías nos facilitan salir de esta soledad y nos ofrecen una vida virtualmente placentera, sin dolores, ni bajas. La Internet nos permite construir mundos de súper yo, donde magnificamos nuestros patrones primarios y logramos vivir en una felicidad virtual. Es cierto, ahuyentamos la soledad gracias a los cables, no hay sol, no hay noche, no hay día, hablamos con todo el mundo y con nadie. Pasamos horas frente a la pantalla cuando a nuestras espaldas pasa la vida real y ahí está ella, la soledad, esperándonos para atacar en el momento preciso. Nos tira al piso de la realidad y desaparece nuestro súper yo virtual.

Otros vamos más allá, pasamos los cables y montamos un teatro ante otro actor o actriz. No siempre el resultado es bueno, digo, partimos de una mentira que tenemos que mantener a toda costa con más mentiras.

A veces, y son pocos los que se pueden dar el lujo de comprar amigos, besos, caricias, alguien que nos escuche y todo para ahuyentar la soledad. Y es que ella no se va ni aunque le paguen. Es por eso que comercios como la prostitución, chicos o chicas de compañía tienen un trabajo seguro.

Cada quien lleva su propia soledad a cuestas, unos más joven, más vieja, más fuerte, más amiga, más despiadada... y todos en algún momento buscamos alejarla.

Mayo 2005

Comentarios

Entradas populares