[sé que te voy amar]
era una cena cualquiera. con la diferencia que te habías esforzado en preparar un delicioso risotto con vegetales, queso y pollo. pensé que nuestro encuentro sería algo ligero como la primera taza de café que nos tomamos en multiplaza, ese día que te morías por regresar a la cama, pero no conmigo.
me sentí raro, nunca logró descifrar los contextos ni las entre líneas. pensé que jamás nos volveríamos a ver, hasta que quedamos de cenar en tu casa.
repito, pensé que era una cena cualquiera, para hablar de la vida, de tus impresiones en este pulgarcito de américa. aunque ese día yo había dispuesto saciar todos mis apetitos carnales con vos, si era la última vez no me iría sin probar todo el menú.
y así te arrinconé en la cocina, te comí a besos después del postre mientras me preguntabas -entre sorpresa e ingenuidad- ¿qué hacés? recuerdo haberme sentado en la mesa de la cocina, atraerte hacia mí y enrrollar mis piernas en tu cintura cual boa a punto de comer a su presa. y luego mudamos de piel: las camisa cayeron en el comedor, los pantalones se pierderon entre los recovecos del sofá y el resto quedó ahí entre las ganas y el camino a tu habitación.
nos tiramos en tu cama para terminar de recorrer aquellas partes aún inexploradas y cual animales salvajes gemimos por cada roce de piel con piel, piel con boca, boca con piel.
de pronto, te alejaste, te paraste, sacaste los condones y encendiste tu ipod.
los cuerpos se reconocieron de inmediato y se unieron con una pasión parsimoniosa, consciente de estar a punto de entrar en el climax del acto y poco a poco se fueron acomodando los brazos, la espalda, los cuellos, los besos, las caricias, las piernas, las caderas, los sonidos hasta que por fin, sin tanto preámbulo, nos unimos en una sola carne y en un solo movimiento al ritmo de esta canción.
- ¡maldición!, pensé. esto de hacerle el amor a la música siempre me pasa factura, porque aunque no lo quiera me enamoré de vos, ahí mismo, mientras empezaba a cantar esa misma versión en portugués.
después de esa noche, hicimos el amor una vez más: vos con toda las ganas de mantener el contacto, enviándome señales por facebook, por correo, por sms, por humo, por bocinas, por pájaro y yo con todo el miedo de verte hacer tus maletas y marcharte para siempre dejándome solo cantando esta canción.
me sentí raro, nunca logró descifrar los contextos ni las entre líneas. pensé que jamás nos volveríamos a ver, hasta que quedamos de cenar en tu casa.
repito, pensé que era una cena cualquiera, para hablar de la vida, de tus impresiones en este pulgarcito de américa. aunque ese día yo había dispuesto saciar todos mis apetitos carnales con vos, si era la última vez no me iría sin probar todo el menú.
y así te arrinconé en la cocina, te comí a besos después del postre mientras me preguntabas -entre sorpresa e ingenuidad- ¿qué hacés? recuerdo haberme sentado en la mesa de la cocina, atraerte hacia mí y enrrollar mis piernas en tu cintura cual boa a punto de comer a su presa. y luego mudamos de piel: las camisa cayeron en el comedor, los pantalones se pierderon entre los recovecos del sofá y el resto quedó ahí entre las ganas y el camino a tu habitación.
nos tiramos en tu cama para terminar de recorrer aquellas partes aún inexploradas y cual animales salvajes gemimos por cada roce de piel con piel, piel con boca, boca con piel.
de pronto, te alejaste, te paraste, sacaste los condones y encendiste tu ipod.
los cuerpos se reconocieron de inmediato y se unieron con una pasión parsimoniosa, consciente de estar a punto de entrar en el climax del acto y poco a poco se fueron acomodando los brazos, la espalda, los cuellos, los besos, las caricias, las piernas, las caderas, los sonidos hasta que por fin, sin tanto preámbulo, nos unimos en una sola carne y en un solo movimiento al ritmo de esta canción.
- ¡maldición!, pensé. esto de hacerle el amor a la música siempre me pasa factura, porque aunque no lo quiera me enamoré de vos, ahí mismo, mientras empezaba a cantar esa misma versión en portugués.
después de esa noche, hicimos el amor una vez más: vos con toda las ganas de mantener el contacto, enviándome señales por facebook, por correo, por sms, por humo, por bocinas, por pájaro y yo con todo el miedo de verte hacer tus maletas y marcharte para siempre dejándome solo cantando esta canción.
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