Mordernos la lengua y sonreír...
A veces nos pasa que estamos saliendo con alguien o medio saliendo o tenemos algo que no sabemos qué es y de pronto todo termina o queda incluso y nos damos cuenta de que la otra persona ya no está sola, sino que ha conseguido algo nuevo. Nos duele, nos incomoda, ¿es necesario mordernos la lengua y sonreír o es mejor hablar y decirlo todo?
No hay nada entre nosotros y ellos y un tercero que aparece. Pero no podemos decir nada por más que queramos solo sonreír aunque eso nos cause enojo, pena y molestia.
No hay nada más que una seudo amistad, no podemos exigir condiciones de fidelidad o de al menos no enterarnos de esa nueva conquista. Aprendemos a sonreír para no parecer locos, celosos, clavados. Le tenemos miedo a demostrar nuestra vulnerabilidad, a gritar en la cara: ¡Me duele!!!! No me contés, no quiero ver lo que haces; porque no es normal sentir eso, porque no es normal que te hayas clavado de alguien y que te hayas quedado ahí. Nos censuramos a nosotros mismos con: Move on, Next o Ya supéralo! Pero no es así, nos duele y bastante, o incomoda y no deja de ser esa pequeña espinita que nos frustra más porque creemos que no fuimos suficiente para esa persona.
Nos preguntamos: ¿Fue mi culpa que no se haya quedado conmigo? ¿Qué hice mal? ¿Y si cambio mi pelo, mi ropa…?
Nos comparamos: ¿Pero qué le vio, si estoy mejor yo? ¿Nooo, esto va de mal en peor? ¿Por “eso” me dejó?
Nuestra autoestima baja, nuestro ego sale dañado, nos sentimos deprimidos, no muy bonitos o inteligentes. Es increíble cómo dejamos que estas personas nos hagan daño, porque nosotros les hemos dado esa facultad.
Otra razón para modernos la lengua es pensar “qué ganamos diciéndoselo”, si a la otra persona no le interesa saber qué nos pasa o si eso realmente nos duele, simplemente nos dejó atrás y sigue caminando, tal como nosotros deberíamos hacer. Le vale, no le importa, es algo “natural” seguir por ahí viendo qué hay. No es que nosotros no lo hayamos hecho o tal vez no, porque guardamos un poco la esperanza de que quizá algún día se acuerde y llegue por nosotros y se quede. No vamos a reclamar nada, ni siquiera fidelidad o evitar que lo haga, a lo mejor esta persona se aleje completamente de nosotros porque quiere seguir haciendo lo mismo y no nos quiere lastimar o le molestó el comentario que le hicimos y realmente piensa que somos unos inmaduros, no modernos e incivilizados.
Por otra parte, será que le damos demasiada importancia al evento, deberíamos solo dar la vuelta y seguir sonriendo? Pero es importante para nosotros, pero para el resto tal vez no, entonces mejor nos callamos.
Entonces, decir o no decir es el meollo del asunto. Decir me duele o mordernos la lengua, qué hacer, sanarnos nosotros mismo o dejar que el tiempo nos sane y comernos las ganas de expresar nuestros deseos. Parecer más civilizados y modernos callando, aun aprobando la conducta del otro, sonreír e incluso felicitar porque ha logrado seguir o bien parecer vulnerables, decir qué nos duele, qué nos molesta, qué sentimos, incluso decir: aún me importás, aún no pierdo las esperanzas, aún siento algo o simplemente AuCH!
¿Cuál es tu actitud?
No hay nada entre nosotros y ellos y un tercero que aparece. Pero no podemos decir nada por más que queramos solo sonreír aunque eso nos cause enojo, pena y molestia.
No hay nada más que una seudo amistad, no podemos exigir condiciones de fidelidad o de al menos no enterarnos de esa nueva conquista. Aprendemos a sonreír para no parecer locos, celosos, clavados. Le tenemos miedo a demostrar nuestra vulnerabilidad, a gritar en la cara: ¡Me duele!!!! No me contés, no quiero ver lo que haces; porque no es normal sentir eso, porque no es normal que te hayas clavado de alguien y que te hayas quedado ahí. Nos censuramos a nosotros mismos con: Move on, Next o Ya supéralo! Pero no es así, nos duele y bastante, o incomoda y no deja de ser esa pequeña espinita que nos frustra más porque creemos que no fuimos suficiente para esa persona.
Nos preguntamos: ¿Fue mi culpa que no se haya quedado conmigo? ¿Qué hice mal? ¿Y si cambio mi pelo, mi ropa…?
Nos comparamos: ¿Pero qué le vio, si estoy mejor yo? ¿Nooo, esto va de mal en peor? ¿Por “eso” me dejó?
Nuestra autoestima baja, nuestro ego sale dañado, nos sentimos deprimidos, no muy bonitos o inteligentes. Es increíble cómo dejamos que estas personas nos hagan daño, porque nosotros les hemos dado esa facultad.
Otra razón para modernos la lengua es pensar “qué ganamos diciéndoselo”, si a la otra persona no le interesa saber qué nos pasa o si eso realmente nos duele, simplemente nos dejó atrás y sigue caminando, tal como nosotros deberíamos hacer. Le vale, no le importa, es algo “natural” seguir por ahí viendo qué hay. No es que nosotros no lo hayamos hecho o tal vez no, porque guardamos un poco la esperanza de que quizá algún día se acuerde y llegue por nosotros y se quede. No vamos a reclamar nada, ni siquiera fidelidad o evitar que lo haga, a lo mejor esta persona se aleje completamente de nosotros porque quiere seguir haciendo lo mismo y no nos quiere lastimar o le molestó el comentario que le hicimos y realmente piensa que somos unos inmaduros, no modernos e incivilizados.
Por otra parte, será que le damos demasiada importancia al evento, deberíamos solo dar la vuelta y seguir sonriendo? Pero es importante para nosotros, pero para el resto tal vez no, entonces mejor nos callamos.
Entonces, decir o no decir es el meollo del asunto. Decir me duele o mordernos la lengua, qué hacer, sanarnos nosotros mismo o dejar que el tiempo nos sane y comernos las ganas de expresar nuestros deseos. Parecer más civilizados y modernos callando, aun aprobando la conducta del otro, sonreír e incluso felicitar porque ha logrado seguir o bien parecer vulnerables, decir qué nos duele, qué nos molesta, qué sentimos, incluso decir: aún me importás, aún no pierdo las esperanzas, aún siento algo o simplemente AuCH!
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